Altos directivos del sector estudian combinaciones para rehacer el mapa energético de puertas adentro, que pasan por conectar a todos. Un posible escenario es un intercambio accionarial Repsol e Iberdrola y la fusión Gas Natural-Fenosa.
Algunos altos directivos del sector energético español han empezado a barajar distintas alternativas para reconfigurar el mapa empresarial en España con dos ideas fundamentales. En primer lugar, la búsqueda de un entendimiento entre todos los agentes implicados que les permita salir airosos de la pugna energética que existe. Por otra parte, también se busca que en esa reordenación todo quede en casa, sin interferencias de los grandes grupos europeos, como el estatal Electricité de France (EDF).
Las propuestas ya circulan a nivel de presidentes, y en las últimas semanas ha habido contactos, más o menos intensos, al más alto escalafón o a través de directivos de primera línea. Falta ir sumando consensos y, sobre todo, despejar la incógnita de quién ganará las elecciones generales del próximo domingo para conseguir también el beneplácito político que corresponda.
Más encajes
Con todo, algunas propuestas empiezan a ganar fuerza, bien por su viabilidad financiera, o por encajar a mayor número de agentes implicados. Uno de los escenarios pasa por una carambola energética a varias bandas entre los cuatro grandes grupos energéticos que en estos momentos están en las quinielas de los movimientos corporativos: Repsol, Iberdrola, Gas Natural y Unión Fenosa.
La operación consistiría en un intercambio accionarial entre Repsol e Iberdrola del 30% y del 10% de uno a otro lado, respectivamente (ver gráfico). Parte del 30% que Repsol tendría en Iberdrola procedería del 12,4% que ACS tiene en la eléctrica, que así saldría del grupo. Repsol estaría dispuesto a ceder, total o parcialmente, el 30% de Gas Natural a ACS. Lo haría como intercambio por su 12% de Iberdrola o con los ajustes monetarios necesarios. Según la cotización actual, ambos paquetes están muy igualados en precio (rondan los 5.400-5.900 millones de euros).
A partir de ahí, sería viable una fusión entre la gasística y Unión Fenosa, empresa de la que la constructora tiene el 45%. El intercambio accionarial entre Repsol e Iberdrola, que pasa por mantener intacto el equipo directivo actual (aunque con presencia de la petrolera en la gestión), tiene más sentido financiero que desde el punto de vista de sinergias energéticas. Iberdrola, que sigue sin un núcleo duro, se blindaría ante ataques no deseados, como el que puede recibir de Electricité de France. Repsol, que intentaría consolidar por integración global la participación que alcance en Iberdrola (hasta el límite máximo antes de lanzar una opa) lograría de un solo golpe aumentar su tamaño y hacerse más invulnerable.
Dentro de este escenario, también se están analizando otras implicaciones. Una fusión entre Gas Natural y Fenosa (grupos totalmente complementarios), supondría menos desinversiones por imperativo legal que una fusión entre Gas Natural e Iberdrola, que tienen más solapamientos y más problemas para pasar el corte de Competencia. Esta opción, no obstante, forma parte de otro de los escenarios posibles sobre los que han existido conversaciones.
Aunque también es una solución “a la española”, tendría muchos más damnificados. Gas Natural, mucho más pequeña que Iberdrola, quedaría diluida dentro de la eléctrica, y por extensión, La Caixa (principal accionista de la gasística) también quedaría diluida dentro del capital del nuevo grupo, que se encontraría con la disyuntiva de dónde situar la sede (Barcelona o Bilbao). Más remoto parece, a estas alturas, el escenario alternativo de la fusión Iberdrola-Fenosa. Algunos, de hecho, consideran esta opción como la madre de todas las batallas, por el interés de ACS de crear un gran campeón nacional a partir de su presencia en ambas empresas.
Este escenario obligaría a enormes desinversiones en España. Casi una quinta parte de los megavatios de potencia que suman las dos tendrían que venderse. Un posible comprador es Gas Natural, que en cualquiera de los escenarios es la novia deseada o una de las que gana.
Algunos altos directivos del sector energético español han empezado a barajar distintas alternativas para reconfigurar el mapa empresarial en España con dos ideas fundamentales. En primer lugar, la búsqueda de un entendimiento entre todos los agentes implicados que les permita salir airosos de la pugna energética que existe. Por otra parte, también se busca que en esa reordenación todo quede en casa, sin interferencias de los grandes grupos europeos, como el estatal Electricité de France (EDF).
Las propuestas ya circulan a nivel de presidentes, y en las últimas semanas ha habido contactos, más o menos intensos, al más alto escalafón o a través de directivos de primera línea. Falta ir sumando consensos y, sobre todo, despejar la incógnita de quién ganará las elecciones generales del próximo domingo para conseguir también el beneplácito político que corresponda.
Más encajes
Con todo, algunas propuestas empiezan a ganar fuerza, bien por su viabilidad financiera, o por encajar a mayor número de agentes implicados. Uno de los escenarios pasa por una carambola energética a varias bandas entre los cuatro grandes grupos energéticos que en estos momentos están en las quinielas de los movimientos corporativos: Repsol, Iberdrola, Gas Natural y Unión Fenosa.
La operación consistiría en un intercambio accionarial entre Repsol e Iberdrola del 30% y del 10% de uno a otro lado, respectivamente (ver gráfico). Parte del 30% que Repsol tendría en Iberdrola procedería del 12,4% que ACS tiene en la eléctrica, que así saldría del grupo. Repsol estaría dispuesto a ceder, total o parcialmente, el 30% de Gas Natural a ACS. Lo haría como intercambio por su 12% de Iberdrola o con los ajustes monetarios necesarios. Según la cotización actual, ambos paquetes están muy igualados en precio (rondan los 5.400-5.900 millones de euros).
A partir de ahí, sería viable una fusión entre la gasística y Unión Fenosa, empresa de la que la constructora tiene el 45%. El intercambio accionarial entre Repsol e Iberdrola, que pasa por mantener intacto el equipo directivo actual (aunque con presencia de la petrolera en la gestión), tiene más sentido financiero que desde el punto de vista de sinergias energéticas. Iberdrola, que sigue sin un núcleo duro, se blindaría ante ataques no deseados, como el que puede recibir de Electricité de France. Repsol, que intentaría consolidar por integración global la participación que alcance en Iberdrola (hasta el límite máximo antes de lanzar una opa) lograría de un solo golpe aumentar su tamaño y hacerse más invulnerable.
Dentro de este escenario, también se están analizando otras implicaciones. Una fusión entre Gas Natural y Fenosa (grupos totalmente complementarios), supondría menos desinversiones por imperativo legal que una fusión entre Gas Natural e Iberdrola, que tienen más solapamientos y más problemas para pasar el corte de Competencia. Esta opción, no obstante, forma parte de otro de los escenarios posibles sobre los que han existido conversaciones.
Aunque también es una solución “a la española”, tendría muchos más damnificados. Gas Natural, mucho más pequeña que Iberdrola, quedaría diluida dentro de la eléctrica, y por extensión, La Caixa (principal accionista de la gasística) también quedaría diluida dentro del capital del nuevo grupo, que se encontraría con la disyuntiva de dónde situar la sede (Barcelona o Bilbao). Más remoto parece, a estas alturas, el escenario alternativo de la fusión Iberdrola-Fenosa. Algunos, de hecho, consideran esta opción como la madre de todas las batallas, por el interés de ACS de crear un gran campeón nacional a partir de su presencia en ambas empresas.
Este escenario obligaría a enormes desinversiones en España. Casi una quinta parte de los megavatios de potencia que suman las dos tendrían que venderse. Un posible comprador es Gas Natural, que en cualquiera de los escenarios es la novia deseada o una de las que gana.
Source: Expansion| by M.Á.Patiño
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