Los guardaespaldas de Pizarro hicieron una fotografía a un vehículo que observaron en las cercanías de la casa del presidente de Endesa, tras sospechar de él. Entonces descendieron del vehículo dos personas, que se identificaron como miembros del CNI y exigieron la entrega de la cámara de fotos.
Se produjo un altercado que se saldó con la llegada de la Policía, que finalmente abrió un atestado y trasladó a todos los implicados a la comisaría para que prestasen declaración. Según fuentes cercanas al presidente de Endesa, la fotografía tomada por los guardaespaldas era para llevarla al día siguiente a la Policía.
Cuando les pidieron que entregasen la cámara, los escoltas, sorprendidos por la situación, llamaron por teléfono a Pizarro para saber qué hacer. El presidente de Endesa les dijo que llamaran a la Policía para denunciar los hechos. Así lo hicieron, y poco después se presentaron en el lugar cuatro agentes.
Sin embargo, cuando los policías se encontraron dos agentes del CNI dudaron, primero, se negaron a abrir un atestado, después, e incluso intentaron marcharse, según explican las fuentes consultadas. Por segunda vez los escoltas telefonearon a Manuel Pizarro, y éste les dijo que reclamaran a un superior, ya que los hechos no podían quedar sin esclarecer.
Los policías accedieron a hablar con un superior, que les informó de forma muy clara de la situación. Les explicó que podían estar ante un delito de detención ilegal, otro de intento de hurto y otro de coacciones, y que si no procedían al levantamiento de un atestado estarían siendo cómplices.
Finalmente, los agentes abrieron diligencias y trasladaron a todos los implicados a la Brigada Provincial de Información, donde la cierre de esta edición seguían prestando declaración. Según fuentes policiales, la Policía estaba centrada anoche en comprobar si las dos personas que estaban vigilando el domicilio del presidente de Endesa eran, efectivamente, agentes del CNI.
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